Este lunes 32 de los 41 diputados del congreso poblano
aprobaron la “Ley para Proteger los Derechos Humanos y que Regula el Uso
Legítimo de la Fuerza por Parte de los Elementos de las Instituciones
Policiales del Estado de Puebla”, mejor conocida como #LeyBala
Tras la aprobación, la lluvia de críticas cayó sobre la
nueva ley, después vinieron los cambios y ajustes para “quitarle filo” a la
nueva legislatura. Más tarde salieron los diputados a decir que los errores
eran suyos.
Y en todo este entramado las dudas matan.
Reconociendo que México es un país donde la mal llamada cultura
del “sospechosismo” predomina, los políticos deberían cuidar más las formas y
pugnar por una mayor transparencia.
Así evitarían que uno se pregunte ¿Cómo es posible que el
mismo día en que se avaló la ley en el congreso, ésta fue publicada en el Periódico Oficial del Estado de Puebla?, ¿A qué hora imprimen el diario?
Otros puntos tampoco han quedado claros.
Por qué los diputados, o para dejarlo más claro, el diputado
de la Francisco “Franco” Rodríguez Álvarez, presidente de la Comisión de
Seguridad del congreso, publicó la iniciativa del gobernador Rafael MorenoValle como el documento aprobado, mismo que no coincide con lo impreso en el Periódico
Oficial.
Su declaración posterior, en la que asegura que el dictamen
compartido en redes sociales fue “un error” no basta para entender si los 41 diputados
leyeron y votaron, -en sesión extraordinaria- el dictamen que el presidente de
la Comisión de Seguridad publicó, o bien, avalaron el texto del Periódico
Oficial.
Y aquí regresamos al punto, ¿habrían cambiado la redacción
de la #LeyBala si los medios y la presión nacional e internacional no hubiera
existido?, ¿La nueva ley cumplió su cometido de infundir miedo entre los posibles
manifestantes, aunque no lo cite explícitamente?
Entre todas las voces que se han pronunciado, hay una que
destacar. Con un aire de cinismo y otro más de sarcasmo, el diputado del PAN,
Pablo Montiel, afirmó que la población cuestionó los métodos para mantener el
orden por culpa de los medios, quienes difundieron notas sin conocimiento del tema. Y en
ese punto por desgracia, tiene un dejo de razón.
Es cierto que la publicación final, elimina la posibilidad de
que un policía decida balearte mientras te manifiestas, sin embargo el fondo de
la cuestión es, para qué queremos un congreso que sólo se dedica a simular el análisisde las iniciativas del ejecutivo.
En ese caso, propongo que eliminemos los ostentosos gastos
que genera un poder que no ha demostrado su autonomía, sobre todo si al final
las leyes se imprimirán como mejor convenga a los intereses del Estado, aplicando
la máxima de Luis XIV: “El Estado soy yo”.