jueves, 18 de abril de 2013

Las crisis del periodismo y del periodista tienen el mismo origen


Desde hace tiempo tengo ganas de hacer un alto en el camino. Hoy es un buen día. 

El periodismo está en crisis, eso ya se sabe. Los periodistas también estamos en crisis  y la causa de la ruina es la misma.

Las herramientas tecnológicas y el vorágine de la información son la punta del iceberg de uno de los problemas más añejos de la humanidad: la falta de periodistas.

Considero que no se trata sólo de generar mejores planes de estudio o universidades que se especialicen en temas de corte social, que incluyan clases de redacción, lectura, tecnologías digitales y hasta nociones básicas de contabilidad y derecho.

El problema de la crisis del periodismo no es la academia.

Tampoco se trata de que los recién egresados sean unos neófitos. En mi corta experiencia he conocido personas que llevan años en el oficio diario y son fácilmente superados por jóvenes que aún no concluyen la carrera.

Creo entonces que el antídoto a la crisis del periodismo es la pasión. Si cada uno de los que tenemos la enorme responsabilidad de comunicar e informar nos cuestionáramos seriamente, si el oficio del periodista eso el lo que en verdad deseamos ejercer el resto de nuestras vidas, otra cosa sería.

Empezaríamos por eliminar a todos los que se metieron a esto para ser famosos, hacerse ricos o sentirse influyentes. Y después de esa necesaria depuración, la historia, sin duda sería otra.

La crisis del periodista

Vivimos en un mundo mayoritariamente capitalista, eso es innegable. Sumado a ello hay un excedente de comunicadores, periodistas, comunicólogos y personas que ven en los medios una forma divertida de vivir, lo que genera un abaratamiento de la mano de obra.

Por cada persona que trabaja en los medios existen al menos otros 10 que buscan un lugar en ellos.

Este abaratamiento genera sueldos por debajo de la media internacional, exceso de carga laboral y en algunos casos, la pérdida del interés por realizar un verdadero periodismo.

El tiempo es oro argumentan en las redacciones, pero siguen mandando órdenes de trabajo en donde se empalman uno o más eventos, con la consigna: “lo recuperas”.

Con esas indicaciones ¿Cómo aspiramos a un periodismo profesional, de investigación y responsable?

Es verdad que a muchos periodistas les falta dinero porque sus sueldos no cumplen los requerimientos financieros de un profesional pero lo que casi todos pelean es el tiempo.

Espacio para escribir, leer, hacer deporte, charlar con los amigos, ir al cine, pintar, estar con la familia o tomar un segundo curso. 

Esa falta de tiempo es también parte de lo que afronta, día a día, un periodista.

Diferencia en los contenidos, apuesta de las empresas

Ante la competencia y proliferación de medios, la apuesta de las empresas dedicadas al periodismo debe ser la diferencia. Romper con la declaracionitis y el boletinazo para ofrecerle a la sociedad contenidos de su interés.

La llamada agenda setting aún se mantiene alejada de la agenda ciudadana. Afortunadamente las redes sociales como el Twitter cada día cobran más fuerza recordándonos a los periodistas, que los temas de coyuntura no necesariamente son los políticos.

El día que los periodistas logremos convencer a los dueños de los medios, que además del sexo y la sangre hay temas que también venden, entonces el valor del periodista y del periodismo retornarán.

Se agradecen comentarios en @ajdelafuente


sábado, 6 de abril de 2013

Funcionarios y políticos chapulines contra ciudadanos


En la semana que termina casi la mitad de los diputados del congreso de Puebla pidieron licencia, también una tercera parte de los regidores de la capital decidieron olvidar que el pueblo les confirió una obligación a través del voto que ellos mismos solicitaron.

Además 10 funcionarios estatales y otros 9 municipales presentaron su renuncia a los cargos que desempeñaban.

Para nadie es un secreto que lo hicieron para buscar alguna posición o candidatura en el proceso electoral que corre en Puebla.

Si bien el tema no es privativo de esta entidad, construida por Ángeles, según cuenta la leyenda, tampoco aplica el dicho de mal de muchos... consuelo de tontos.

Pendientes reconocieron todos: 140 obras inconclusas señaló Antoni Gali, ambulantaje reconoció Pablo Montiel, carencia de medicamentos afirmó Jorge Chedraui y eso que no pidieron la opinión de los ciudadanos.

El problema es que de entre estos sujetos irresponsables tendremos que elegir a los hombres y mujeres que habrán de regir el futuro del estado de Puebla, obviamente sin la garantía de que concluirán, ahora sí, el periodo para el cual pedirán el voto.

Hay voces que culpan a la legislación actual que permite este acto conocido entre los medios como “chapulines”.

Otros afirman que es meramente una cuestión de ética, que cada uno de los servidores públicos (electos y designados) debería demostrar; caso perdido, en mi opinión.

Unos más voltean a los ciudadanos y ahí está el punto fino.

Desde hace casi un año me sumé al proyecto #Adopta1Diputado la idea, he visto, se replica en redes como en Jalisco con la cuenta @jodeatdiputado , la del maestro en políticas públicas @Catoblepas25  y  las Asociaciones Civiles @PueblaVigila@eclosMX

Sin embargo, en mi experiencia eso no basta principalmente porque algunos diputados no utilizan las redes, simplemente ignoran las menciones o son tan cínicos que terminar por mofarse.

El diputado que me tocó adoptar se llama Rafael Micalco, después de rendir protesta como legislador federal fue electo como presidente estatal de Acción Nacional en Puebla para el periodo 2012-2015.

Entre las dudas que le he planteado vía twitter hay una que sigue sin responder: ¿Por qué fue el único diputado poblano que se ausentó en la votación de la Reforma de Telecomunicaciones?

Hoy cuando buscaba el tuit me di cuenta que el diputado @rafamicalco simplemente ya cerró su cuenta.

Es cierto que muchos tuiteros están sobre el tema de la rendición de cuentas pero el problema es que no hay una ley que obligue a los funcionarios a responder y como ya se ha visto, dejarlo a la ética de cada servidor público no es una garantía.

@ajdelafuente